Guía del dragonspista galáctico

Langford realiza una introducción que mira de acercarnos al hecho de la parodia, un estilo no muy preciado dentro el género (excepto en el caso de Terry Pratchett) porque de hecho intenta ridiculizar ideas y propuestas de autores que de bien seguro escribían con toda la buena intención del mundo. Lo que pasa se que hay parodias hechas con mala leche y hay otras que pueden llegar a ser constructivas.
De una parte Langford se recrea exagerando algunos de los tics literarios de algunos autores concretos, como es el caso de Asimov o de Michael Moorcock y por otra parte realiza parodias de temática más general como el caso de los cuentos de hadas o de las increibles aventuras de los héroes espaciales de las novelas de a duro.
El problema que tiene el lector es el de siempre: Para reirse de una parodia hace falta conocer el hecho que se parodia, hace falta poseer la complicidad necesaria para ver los dobles juegos que nos propone el autor. En mi caso, tengo que decir que dejando a un lado las parodias de temática general: Una damisela en apuros, Tras el incierto horizonte, a mano derecha, sólo conocía algunas de las obras parodiadas, como es el caso de las que hacen referencia a Dune (Duelo de palabras) o al personaje de Elric (La pata rúnica). Así pues, mi valoración global de la antología se puede ver afectada por mi ignorancia al respeto a las obras parodiadas.
De todos modos, un cuento que está dirigido a exagerar los defectos o las reiteraciones de un autor o personaje no necesita un alto nivel de calidad literaria, simplemente un buen saveur faire para hacer pasar unos momentos divertidos al lector. Un compedio ideal para viajes en avión o en tren, para unas vacaciones de las que quieres desconectar leyendo una obra que no necesita ningún esfuerzo intelectual.
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